Pueden ser muchos o pocos los años que un comunicador lleve trabajando en esta profesión. El Buen Comunicador necesita cumplir con dos requisitos: la Contemplación y la Confianza. Hay que conocer, cuanto más conocimiento tenga de las cosas, mucho mejor. Ya hace unos años atrás, oí de un viejo amigo que en la Comunicación es fundamental esta teoría: «Cercanía para Contemplar, Comunicar y Convencer, pero sobre todo necesitas transmitir Confianza». Un error, un desliz, un cambio de dirección en tan sólo unos segundos te hará perder lo más importante que existe en la Comunicación, la Confianza en ti mismo y aquella que te conceden los demás al ver tu transparencia.
Tras este contratiempo, tu nivel de credibilidad queda desvalorado, y comienza una etapa de constante sufrimiento para recuperar aquello que perdiste. La reputación cae a niveles insospechados e impensables para uno mismo. Todo comienza por el arrepentimiento, el perdón, el comenzar de nuevo… Y esta es una prueba dura para cualquier comunicador, pero también para cualquier persona. Volver a demostrar día tras día que eres un fiel defensor de la verdad y lo correcto. Ambos conceptos son lo más importante en nuestras vidas. ¡De ella nace toda relación social…! Y mientras tanto, seguir sufriendo en el interior con dicho error.