Querían lío, pues, aquí lo tienen. #PapaFrancisco
Hoy será un día muy especial en el mundo. Desde todos los rincones del planeta habrá un recuerdo por el Papa Francisco, día en el que cumple 77 años. En ningún momento ha demostrado tener esa edad. La vitalidad que desprende en cada acto o intervención es más bien propia de un hombre de 60 y pocos. El cardenal Jorge Mario Bergoglio llegó al Cónclave sin hacer ruido, más bien apartado de todos los focos y quinielas, dado que provenía de la otra parte del mundo, sin embargo, ha sabido lidiar con las cámaras una vez nombrado Papa. Sin miedo, pero con precisión, ha intentado cambiar cada pilar que estaba mal colocado o, incluso, se estaba viniendo abajo. Digamos que está siendo un gran restaurador de las columnatas de la Iglesia. Una persona cercana con su pueblo, sin distinción de ningún tipo y con una preocupación mayor, los pobres y los desfavorecidos. Él vivió junto a ellos en muchos momentos cuando se encontraba allá en Buenos Aires, y aquí tampoco quiere olvidarse de ellos. Es muy cuidadoso con los niños y los mayores, a los que considera el pilar más importante de las familias y de la sociedad actual. Ha roto todo protocolo para estar más cerca de las personas, y no quiere ostentaciones. No lee, prefiere improvisar y contar anécdotas que calen en la mente de las personas. Es humilde y llano como cuando era párroco. Ni mucho menos se pregunta por el qué dirán. Él está seguro de que siempre quiere lo mejor para la Iglesia y sus fieles. Sus gestos son propios de un excelente comunicador.
Es conocedor de la importancia de la información, por lo que siempre ha mostrado gran atención a su relación con los medios de comunicación, y quiere que el cristiano esté activo e interactúe en las redes sociales. Quiere que salgamos de nuestro entorno de confort, y él es el primero que predica con el ejemplo. Muestra su lado más humano, tierno y sonriente, cuando está con los otros, pero también es serio y meticuloso cuando desarrolla su labor evangélica. Es un líder que se preocupa por cada uno de los suyos, que tiene interés por lo desconocido, que siempre está dispusto para acercar el mensaje a su pueblo, que está sabiendo enfrentarse a los temas más controvertidos sin temblarle el pulso, y que ha tomado el mando de la Iglesia, en un momento delicado, para demostrar que esta Institución está abierta a todo aquel que quiera acercase a ella. Es transparente y creíble, al tiempo que detesta cualquier política de ocultamiento. En 9 meses ha derrumbado la muralla vaticana. Es un auténtico terremoto que ha revolucionado la estabilidad vaticana. Como él diría: “hay tantas cosas por hacer, que si no nos damos prisa, ya llegamos tarde”. Benedicto XVI será el Papa que más ha hecho por el cambio en el curso de la Iglesia católica, sin embargo, será el Papa menos recordado. Él fue quien le allanó el terreno tras unos años de oscuridad vividos en la curia romana, y el Papa Francisco ha recogido este relevo con toda la fuerza de su corazón.
Ha sido nombrado el personaje del año en la revista TIME, es la persona de la que más se ha hablado en Internet, es un líder mundial que lucha contra cualquier barrera o imposición. Está guiando a la Iglesia con contundencia y convicción, dado que andaba un poco dispersa en los últimos años. Es el espejo en el que se fijan cada día no sólo los cristianos sino personas de todo el mundo que ven en él una persona firme, sencilla y honesta. Y no deja a nadie indiferente. Su lenguaje es coloquial porque es la lengua que habla el pueblo. De esta forma, tanto un niño como un anciano pueden entender sus palabras. No busca llenarse su ego, porque su mayor ego es ser hijo de Dios. Quien más, quien menos, ahora tiene por lo menos interés por escuchar los mensajes del Papa Francisco. Ha atraído a personas que estaban muy alejadas de la Iglesia, y que la veían como un órgano de poder. El Papa no quiere ni poder ni riquezas, quiere una Iglesia pobre, y para los pobres. Su tiempo lo dedica a los demás. Es increíble ver como tras una audiencia general saluda uno por uno a todos los enfermos que le esperan en la plaza de San Pedro para abrazarle. La Iglesia necesitaba un líder con fuerzas para cargar con la cruz, y ha encontrado en Jorge Mario Bergoglio la persona exacta que necesitaba la Iglesia en este momento.
¡FELICIDADES y GRACIAS!