Hola, yo soy tu valor de marca

6 de febrero 2019

Comienza la historia con un personaje. Llevaba un sombrero negro y un bastón que le permitía mantener el equilibro en los lugares más inestables. Su bigote era un elemento bastante diferenciador, ya que se le reconocía de lejos nada más verlo. Su voz era rocosa e impetuosa, y su tono siempre renqueante y distante. Era un hombre de unos 60 años, delgado, con pelo corto canoso, engominado y brillante. Siempre que caminaba de noche por las calles de la ciudad, su sombra reflejada era inconfundible. Su silueta, lo delataba.

Por las mañanas, solía salir de casa sobre las 06.00h., bajaba la bolsa de basura, y se pasaba por el bar de Pedro donde allí ya tenía una reputación entre la comunidad del ‘cinquillo cabrón’. Era el único bar de la ciudad que abría cada día a esa hora. Allí pedía lo de siempre: “Un café con leche, y un bocadillo pequeño de queso, por favor”. Siempre de manera muy educada, y recordándole a Pedro que quería la leche muy caliente, y corto de café. De allí se marchaba a caminar por la ciudad hasta las 08.00h. que abrían el mercado central. Justo en el mismo centro se encontraba la tienda de Pepe, que tenía el mejor jamón y los más sabrosos embutidos de la zona.

En el mercado todo el mundo conocía a nuestro personaje. Tras comprar un poco de jamón de bellota y unos chorizos picantones, aquel día se pasó por la bodegueta de Juanito donde le preguntó qué vino tinto le recomendaba para esta semana: “No me vengas con medias tintas. Esta semana tengo una celebración especial y quiero quedar bien”. Juanito le respondió que él siempre sabía quedar bien y que tenía un don de gentes, ya que sabía conquistar a jóvenes y mayores.

Un personaje que bien podría haber salido del siglo anterior, pero allí estaba él construyendo su valor de marca cada mañana. En sus gestos cercanos, en su actitud, en sus interpretaciones de la realidad, en aquellos encuentros con la gente del barrio, en su respeto y educación, en cada paso que daba… Un personaje que siempre será recordado en la mente de sus vecinos por cómo era, y en el corazón por cómo les hacía sentir cuando él se acercaba.

Él siempre fue una luz en la noche oscura…

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