La Nomofobia, como el amor, no entiende de edades. La otra tarde me resguardé de la intensa lluvia que caía en Roma en una cafetería del centro de la ciudad, con wi-fi, claro está. Es de esos lugares donde no pueden faltar los Nomófobos, ansiosos por encontrar un espacio donde conectarse. Mientras me tomaba el té al limón capturé esta instantánea que me dejó perplejo. En la fotografía aparecen cinco personas para analizar. La primera (señora de unos 45 años escribiendo desde su smartphone), al fondo dos chicas jóvenes, una de ellas centrada en su conversación por el móvil, y la otra como si viviese en el siglo pasado leyendo una revista en papel impreso. Cada una de ellas en su mundo, y un momento social «roto» por la tecnología.
No obstante, he prefrido dejar a las otras dos personas para el final porque merecían una mención especial. Un matrimonio londinense de unos 60 años (más o menos) que decidieron desconectar de su vita a Roma para conectar con su vida diaria. Él con su tablet y su teclado adicional escribiendo lo que podría ser una de las próximas películas, ya que me pareció ver en los apuntes que sostiene con la boca que aparecían nombres de personajes a modo de obra o guión. Y ella conectada, a través de otra tablet, a una web de complementos (que no alcancé a ver), seguramente para adquirir algún producto online, mientras mantenía una conversación telefónica, en la que podría estar pidiendo algún consejo a su hija o amiga. Durante más de una hora, ninguno de ellos se separó de su i-Pad y tan sólo intercambiaron unas breves palabras. ¡Cada uno estaba en su mundo…que se suele decir!
Si os digo la verdad, todos los que pasaban por aquella sala, ya fueran jóvenes o mayores, se quedaban atónitos al contemplar cómo aquella pareja estaba sumergida en el mundo 2.0, sin apenas importarles mucho nada de lo que acontencía a su alrededor. Ambos impregnados por la adicción a estar conectados que nos han traído los nuevos dispositivos. La Nomofobia será una de las proóximas patologías a tratar en nuestra sociedad, sin lugar a dudas.
Aquí, podéis leer un post acerca de los síntomas y consecuencias de la Nomofobia y la adicción a Internet