Si no escucho la radio todo el día no pasa nada, incluso si llevo más de dos años sin televisión en mi casa, tampoco. Del mismo modo, si el domingo no compro el periódico en el quiosco de la esquina no estaré saltando mis principios, pero si olvido mi smartphone unas horas en casa, se me cae el mundo encima. Sí, puede ser que sea ansiedad, pero sólo el simple hecho de sentirme desconectado es una tragedia…

El término de nomofobia es una abreviatura de la expresión inglesa «no-mobile-phone-phobia». La necesidad de comunicarnos y las facilidades que nos proporcionan los avances en la tecnología, además de la reduccción del coste de los smartphones, han desencadenado en esta leve patología.

La nomofobia es reconocida como el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. Puede ser que tengamos mucha dependencia del teléfono, pero, es verdad, hemos llegado a un punto que no podemos vivir sin tener cerca de nosotros el móvil…Sólo hay que ver las caras que ponemos cuando vemos que nos estamos quedando sin batería y no disponemos del cargador.

Los síntomas que ocasiona la nomofobia son una mayor inestabilidad, agresividad y desconcentración; además de malestar general, inquietud, temor…Según el CEETA (Centro de Estudios Especializados en Trastornos de ASnsiedad), cada vez son más los consumidores que se ven atados a sus teléfonos inteligentes, ya que la tecnología es cada vez más accesible y económica.

Las mujeres y los jóvenes de entre 18 y 24 años son los más propensos a padecer esta nomofobia. Principalmente, los universitarios son los que más la sufren.