Un ejemplo difícil de olvidar…

18 de febrero 2013

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Hoy, lunes 18 de febrero, hace una semana que saltaba la noticia en todos los medios de comunicación del mundo. El Papa Benedicto XVI renunciaba a continuar con su Pontificado. Las redes sociales se inundaron de mensajes con los hashtag #elpapadimite, #BenedictoXVI, #Papa, etc… convirtiéndose incluso en Trend Topics mundial en Twitter.

Era una noticia que ninguno nos esperábamos, y menos al ver al Papa Benedicto XVI tan animado y con un rostro tan efusivo de alegría. No obstante, como se suele decir, la procesión va por dentro. El teólogo Joseph Ratzinger había visto mermadas todas sus fuerzas y prefirió renunciar a su cargo antes que no poderlo ejecutar como Él hubiese querido. Prefiere dejar paso a los que vienen por detrás, seguramente con muchas más fuerzas que él, y también muy bien preparados.

Juan Pablo II fue el Papa carismático, el más cercano, el que se convirtió en el amigo de todos, gracias también a su carácter y a su capacidad como orador. Benedicto XVI, por el contrario, comenzó su Pontificado con discrección, dado su carácter más reservado y conservador, pero más atento y ordenado. Sin embargo, lo termina dándonos una lección de humanidad. Carácteres distintos pero ambos muy eficaces para el transcurso de la Iglesia católica.

Personalmente, reconozco que Benedicto XVI se ha ido ganando mi atracción poco a poco con el paso de los años. Desde la primera vez que lo vi en Colonia (Alemania) durante la JMJ hasta esta última semana ha pasado mucho tiempo, pasando por su visita a Barcelona o durante eventos como la Beatificación de su amigo Juan Pablo II.

Con la noticia de su renuncia ha conseguido mostrarnos su lado más cercano, ese en el que se recoge una persona de 86 años que lo ha dado todo por su Iglesia, y que ahora decide retirarse para seguir rezando y escribir. Benedicto XVI es un «maestro de letra», de esos que siempre mantenemos recuerdo, de esos que día tras día aprendíamos alguna cosa nueva cuando nos impartían la lección, de esos que eran un fiel reflejo en el que fijarse.

Benedicto XVI es un ejemplo de valentía, de coraje y de enseñanza continua. Ha sido el Papa más mediático, el más dispuesto a tratar con otras religiones, el que mejor podía llenar el vacio que dejó Juan Pablo II, y el más honesto y humilde en sus palabras. Es el Papa de la razón…Pensador, teórico, y medidor de sus actos. Benedicto XVI, gracias por todo lo que nos has enseñado en estos años.-2005-2013

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